Nada es tan sencillo
- Marius di Romanus
- 3 dic 2017
- 1 Min. de lectura
Mi amor, no deseo rechazar tu mirada no deseo que tengas la necesidad de desobedecer mis ordenes porque primeramente serias castigado y eso lo sabes bien. Temo a que los demás te hagan daño, no quiero que nada te perturbe en Venecia soy para todos un antiguo Romano que tiene un palacio donde imparte conocimiento a jóvenes selectos y creo que si se enteran de que estamos pecando de esta manera me obliguen a matar a cada uno que te ofendan no dudaría un segundo en hacerlo. Bebes de mi sangre, la mía corre por tus venas desde que te traje aquí mientras que la tuya está arraigada a mi como la droga más deliciosa de todos los tiempos. Eres el único al que no quiero decirle que no pero, hay cosas que debo hacer por tu bien. Te dije que tras esa puerta soy tuyo, rompemos jarrones, arañas mi espalda conteniendo el placer que causó en tu, me haces castigare porque se que te gusta. El miedo es un sentimiento que aún siendo mayor Amadeo esta junto a mi siempre, un día descubrirás que soy y te irás y yo tendré que dejarte ir porque estás aquí de paso aunque digas que no quieras irte. Entiende no hay nadie más que tú desde que te conocí, no hay belleza que se compare a la tuya. Amadeo, hoy dejaré que me toques allí hoy será la noche para complacerte
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