Mi querido Amadeo.
- Marius di Romanus
- 16 oct 2017
- 2 Min. de lectura
Mi precioso querubín, esta noche no hay cárcel que evite que te envié esta carta no hay diario que pueda contener todo lo que no he podido decirte en este tiempo de ausencia . ¿Sabes donde estoy?
No, seguro que no Amadeo, estoy en casa en nuestra casa si es que aun puedo considerarla mía tu exquisita mano ha tocado este lugar y ha vuelto a la vida. Ni en sus mejores años.. ¡Ah! Querido mío, mi amado angel estoy aqui y mi cuerpo se llena de ganas si, ganas de evocar cada momento a tu lado. Recuerdos me viene a la mente tantos que no sabría por dónde comenzar, estar aqui es recordar tu risa de querubín travieso a medida que crecías, cuando las puertas de mi habitación se cerraba y entonces te permitia ese beso de sangre que siempre deseabas ¿Lo recuerdas? ¿Puedes sentir el sabor de mi sangre? porque yo recuerdo perfectamente el sabor de la tuya. Quizás estoy escribiendo demasiado pero durante todo este tiempo soy yo el que te extraña, soy yo el que podría correr a abrazarte como tantas veces lo hiciste tu. Añoro escucharte leer poemas, deseo poder pintar a tu lado.
Estoy siendo demasiado franco Amadeo, como no lo he sido en muchos siglos mas que con ese diario en el que ponía todo lo que no podía decir, hoy mi diario eres tu porque eres eso que no esperaba pero qu cuando te tuve entre mis brazos aquella noche, cuando vi cada pensamiento sabia que eras mio y que irremediablemente y de forma absurda yo era tuyo, no pude evitarlo al mirar aquel cabello rojizo y esa mirada de ángel un ángel entre mis brazo, la mejor obra de arte que podido tener.
Jamas pense en convertir a alguien para que fuera mi compañero, hiciste aun siendo humano hacer temblar a este pobre anciano, Oh.. Amadeo te recuerdo tan claramente que tu risa me hace sonreír entre tanta soledad, esos besos que me dabas cuando despertabas y yo solo deseaba dormir, esas preguntas.. ese "Maestro" en tu lengua natal.
La pregunta a todo esto es..
¿Querrás regresar?
¿Volverías a Venecia?
¿Volverías a mi Amadeo?
Tu Maestro.

Comentarios